martes, 11 de noviembre de 2008

El suelo del invernadero

El suelo del invernadero



En el caso ideal, el suelo de un invernadero permanente debe ser "artificial", es decir, no debe ser el original del lugar sino traído de fuera. Una buena mezcla es la siguiente: una parte de turba de musgo y esfagnos, otra de arena gruesa y dos de buena tierra de jardín. Si se echa a esta mezcla un cubo de vermiculita o perlita por cada carretilla, tanto mejor. La vermiculita y la perlita son productos a base de roca fragmentada que mantie­nen suelto y aireado el suelo; carecen de valor nutriente por sí mismos.


Mucha gente esteriliza el suelo antes de ponerlo en el invernadero y repite la operación cada año. Si se cultiva la misma especie año tras año es necesario hacerlo a fin de evitar la aparición de enfermedades. Yo prefiero sacar la tierra en la que he cultivado tomates y susti­tuirla por otra nueva.

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