El riego de las plantas de invernadero
El riego de las plantas en invernadero es difícil y requiere mucho discernimiento. El exceso es contraproducente y llega a matarlas. Pero el riego escaso y frecuente no es una buena política. Las plantas necesitan un buen empapado de vez en cuando y en los períodos de sequía.
Para comprobar si una planta necesita riego hay que clavar una broqueta en la tierra. Si sale limpia y seca hace falta regar. Si aparece con partículas adheridas es que la planta tiene el agua suficiente. Otra indicación se obtiene al golpear las paredes de las macetas de arcilla. Si suenan a hueco hay que regar, en caso contrario no hace falta.
Como regla general no debe regarse el follaje. Hay que verter el agua sólo sobre la tierra. Debe hacerse por la mañana, nunca por la noche; a las plantas no les gusta pasar las noches húmedas y frías. No debe utilizarse agua helada; si es posible se la usará a 21 °C que es la mejor temperatura para las plantas de invernadero. Conviene tener un pilón pues así el agua adquiere la temperatura del aire ambiente.
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