viernes, 19 de octubre de 2007

Calefacción en el invernadero

Calefacción en el invernadero


La otra decisión importante que hay que tomar es si poner o no calefacción. En mi opinión, para la persona que pretenda la autosuficiencia en el huerto, el inverna­dero con calefacción es un lujo en contradicción con sus objetivos. Es fácil gastar en el invernadero más calorías de energía de las que se obtienen de los alimen­tos. Este tipo de invernadero es muy apropiado para un especialista que desee cultivar flores fuera de temporada o para el horticultor comercial que quiera abastecer a un mercado invernal de lujo, pero para la persona que pretenda autoabastecerse a bajo coste no merece la pena a menos que disponga de una fuente barata de energía como puede ser el agua o el vapor, o bien una importante reserva de madera para quemar.



Hay especies útiles que se cultivan en invernaderos sin calefacción durante todo el año y existen métodos excelentes de almacenar los frutos estivales sin necesi­dad de tener que forzar su cultivo en invierno. Durante el estío, incluso en climas bastante fríos, es posible utili­zar un invernadero sin calefacción para cultivar o ini­ciar el cultivo de la mayoría de las especies que crecen al aire libre en los climas de tipo mediterráneo, como son los tomates, pepinos, melones, pimientos, calabaci­nes, etc. Durante el invierno permite cultivar lechugas, rábanos, espinacas y algunas otras especies de regiones frías.


Con toda seguridad es mejor tener tomates y berenjenas embotellados que tratar de forzar estos culti­vos de modo artificial y a un coste elevado. Un poco de calefacción ocasional, cuando la temperatura es muy baja en invierno, es justificable para evitar que mueran las plantas que se tienen en ese momento, pero esto es una cuestión muy diferente a la de mantener un inverna­dero con calefacción durante todo el año.

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