viernes, 25 de abril de 2008

Materiales básicos del invernadero

Materiales básicos del invernadero


En lo que respecta a la estructura, la elección se reduce a la madera y al aluminio, aunque una tercera posibilidad —el tubo de plástico— está en fase de desarrollo y es muy probable que resulte más barata que las otras.


El aluminio no se pudre ni se oxida pero reacciona con mayor intensidad al frío y al calor, por lo que enfría el invernadero en invierno, aunque yo creo que esto no es un factor de importancia. Su aspecto es feo, resulta difícil de manipularlo uno mismo y es bastante caro. Si la elección recae sobre él, es necesario adquirir el inver­nadero prefabricado.


Los invernaderos de madera deben fabricarse con maderas como el cedro, la secuoya o la teca resistentes a los agentes atmosféricos. No vale la pena emplear pino u otra madera que exija pintarla de modo cons­tante para evitar que se pudra. La madera tiene una pequeña desventaja y es que quita más luz que el alumi­nio pero su aspecto es más agradable y puede trabajarla uno mismo. Un invernadero construido con madera de cedro dura tanto como la vida de su propietario.


La elección sobre los materiales trasparentes recaen en el vidrio y tres tipos de plástico: la fibra reforzada, que es una forma trasparente de la fibra de vidrio; el PVC o plástico acrílico modificado, que es bastante rígido; y el polietileno que es endeble. El vidrio deja pasar gran cantidad de luz, tiene un aspecto bonito, dura mucho tiempo, rara vez resulta roto por el viento y se repara con facilidad aunque su coste es elevado y requiere de una estructura fuerte para soportar su peso.

El plástico reforzado de fibra viene en hojas grandes; se adapta con facilidad y no requiere de un soporte amplio. Absorbe también parte del calor del sol, lo cual es una ventaja, aunque sin embargo no deja pasar tanta luz como el cristal y esto constituye una desventaja grave en invierno. Es también inflamable y dura sólo veinte años.


El PVC es más barato que los dos anteriores, tras­mite bien la luz pero dura sólo cinco años y cualquier vendaval lo puede quebrar.


El polietileno es muy barato —la décima parte del vidrio— y trasmite la luz con gran eficacia pero dura sólo uno o dos años y cualquier tempestad lo desgarra.


Los plásticos trasparentes ganan cada día más popu­laridad a ambos lados del Atlántico y mientras resulten baratos comparados con el cristal merece la pena usar­los. El cristal es, desde luego, mejor a largo plazo pero representa una inversión inicial considerable.

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